Definir la buena gobernanza: un paso fundamental en el camino hacia el desarrollo sostenible
Por el equipo directivo de ISO/TC 309, Gobierno de las organizaciones
- Kevin Brear, Presidente del ISO/TC 309– LinkedIn
- Dr. Axel Kravatzky, Vicepresidente del ISO/TC 309 – LinkedIn
- Mike Henigan, Responsable de Comité del ISO/TC 309 – LinkedIn
En el momento actual, vivimos en un mundo lleno de peligro y potencial a partes iguales. La inteligencia artificial (IA) nos ha impulsado a una nueva era de la tecnología y ha dado lugar a preguntas acerca de qué será lo siguiente. En todos los países, vemos divisiones sociales y políticas crecientes al tiempo que aumentan las temperaturas en un mundo que se calienta con rapidez.
Al mismo tiempo, jamás habíamos estado tan conectados con otros países y entre toda la humanidad. Todos y todas estamos en el mismo barco. Cunde la sensación común de urgencia para actuar sobre los desafíos mundiales y tenemos una tecnología más poderosa que nunca que utilizar contra los problemas sociales y económicos de nuestro tiempo.
Para aprovechar estas oportunidades de abordar los desafíos que enfrentamos, dependemos de dos cosas: nuestro compromiso con el propósito y nuestra capacidad de actuar para conseguirlo. Una buena gobernanza nos permite triunfar en ambos frentes.
Una gobernanza débil puede comprometer la confianza en las organizaciones, arruinar reputaciones, provocar cuantiosas pérdidas económicas y dar lugar a dolorosas repercusiones jurídicas. Pero, aún más importante, una gobernanza débil nos impide alcanzar los resultados positivos que tanto necesitamos, como el bienestar de la gente y del planeta. Una buena gobernanza da forma al propósito de una organización y define el valor que esa organización puede generar. Es lo que permite a esa misma organización supervisar (y, si fuera necesario, corregir) activamente su progreso hacia ese propósito.
Finalmente, una buena gobernanza conlleva también responsabilidad. No se trata solo de implantar buenos sistemas de delegación donde las responsabilidades se pueden repartir eficaz y estratégicamente. La responsabilidad nos habla del compromiso de las organizaciones con quienes sufren las consecuencias de sus acciones (positivas y negativas) y con las partes interesadas que quieren que las organizaciones se alineen con sus expectativas globales.
Hacia una definición de la buena gobernanza como prioridad mundial
Cada vez es más notoria la importancia de una buena gobernanza: los problemas escapan del secreto de las salas de la alta dirección y llegan a oídos del público. Nuestras preocupaciones colectivas con la gobernanza se reflejan en los titulares de prensa que hablan de escándalos de miles de millones de dólares, boicots para concienciar acerca de las prácticas financieras opacas y para exigir claridad, y una expectativa cultural de productos que no solo sean buenos, sino que también tengan efectos positivos.
Sin embargo, dado que las organizaciones operan en todo un espectro de tamaños, sectores, culturas y objetivos, ¿cómo podemos acordar una definición colectiva de buenas prácticas de gobierno? Además, ¿qué criterio podemos utilizar para medir el liderazgo de una organización? Aquí es donde entran en juego las Normas Internacionales.
Definir un propósito final
La columna vertebral de la Norma Internacional ISO 37000 es el principio de que todas las organizaciones deben definir su propósito: el valor que generan. Durante demasiado tiempo, el liderazgo de las organizaciones se ha determinado por sus resultados económicos. Desde esta perspectiva, se inferiría que el propósito de una organización tiende a coincidir con sus objetivos financieros. Ha llegado el momento de que las organizaciones miren más allá de sus finanzas y comiencen a contribuir activamente al bienestar ambiental y social. Ya sea combatiendo el cambio climático, apoyando a las comunidades locales o abordando las desigualdades sociales, el trabajo de toda organización debe trascender la generación de sus ingresos; también debe ser una fuerza hacia el cambio positivo.
Con sus 58 miembros participantes y 27 miembros observadores, el ISO/TC 309 – nuestro comité técnico, proporciona orientación en materias como el soborno, la corrupción, la denuncia interna y el fraude, por ejemplo. Ayuda a las organizaciones a evitar hacer negocios con personas y empresas dañinas. Sin embargo, nuestras normas también abordan las investigaciones internas, conflictos de intereses, tráfico de personas, esclavitud moderna y gestión de la diversidad.
La gobernanza también afecta al marco ASG. La G de ASG viene de «gobernanza», pero se refiere ante todo a la conducta empresarial. Una buena gobernanza va más allá e integra todos los silos involucrados en unas prácticas de gestión responsables. Por tanto, rige en todo el marco de ASG, además de en el rendimiento y propósito de las organizaciones.
Para construir un futuro mejor, la medida de las organizaciones debe dejar atrás el mero beneficio económico para trabajar activamente por y para la gente y el planeta. La idea no es que cada empresa lo haga todo. Cada decisión que se tome, implicará naturalmente una mezcla de resultados positivos y negativos en los factores que constituyen el valor; financiero, humano, social, capital natural, etc. Obviamente, toda decisión requiere buen juicio y la ponderación de las posibles concesiones necesarias. De ahí que la implicación de las partes interesadas y una clara comprensión de los umbrales de la sostenibilidad y la responsabilidad sean cruciales para una buena gobernanza. Con estos tres elementos, cada organización puede navegar por estas decisiones y optimizarse para su propósito.
Propósito respaldado por acciones apropiadas y proporcionadas
Un propósito bien definido va más allá de construir culturas positivas en el lugar de trabajo o de marcarse metas ambientales ambiciosas. Funciona como una estrella polar para la toma de decisiones, asegurando que cada elección coincida con la contribución positiva de la organización. También es crucial para ayudar a los líderes y a quienes toman decisiones a atravesar tiempos difíciles y valorar su situación con previsión y perspectiva.
Este propósito se consigue implementando sistemas que ayuden a dirigir, supervisar y responsabilizar a una organización para conseguir su propósito definido. No en vano, una buena gobernanza va más allá de actuar con un propósito: trata de actuar de manera apropiada y proporcionada para brindar resultados responsables.
ISO 37000 se creó para brindar orientación a las organizaciones de modo que puedan lograr justo esto. Gracias a los conocimientos expertos de un comité con experiencia en diferentes países y sectores, equipa a los órganos y grupos de gobierno con las herramientas que necesitan para enfrentar sus responsabilidades y que las organizaciones que gobiernan puedan cumplir su propósito.
En lo que respecta a la supervisión, ISO 37001, ISO 37002 e ISO 37301 apoyan a las organizaciones con sistemas de gestión de prevención de sobornos, cumplimiento normativo y denuncia interna. Específicamente, equipa a las organizaciones con las herramientas necesarias para construir sistemas de control interno, mecanismos de información y auditorías eficaces, además de medidas correctoras apropiadas. Sin embargo, la gobernanza y la integridad también se han adoptado como principios clave en otras normas dedicadas a la seguridad, la resiliencia y la gestión de crisis.
Más que ayudar a las propias organizaciones, estas Normas Internacionales también brindan seguridad a los órganos de gobierno con su orientación en ámbitos como las auditorías internas y externas, la información interna directa y los protocolos de denuncia interna. Tanto para ellos mismos como para las partes interesadas, es una fuente de seguridad en cuanto a la confiabilidad de la información, la eficacia de los controles internos y la gobernanza en general.
Un cambio de pensamiento
Una buena gobernanza requiere un cambio cultural y filosófico de gran calado. No se trata de reuniones trimestrales ni de informes anuales, sino de un compromiso con la vigilancia continua del cumplimiento normativo, la administración de riesgos y la gestión integrada. En muchos casos, nos exige interrogar nuestras propias ideas acerca del éxito y reevaluar qué empresas y líderes admiramos más, y por qué.
No obstante, a través de una comprensión colectiva de que estamos cayendo en picado por un camino económico insostenible y un sentimiento global de que las crisis se multiplican, este cambio para priorizar una buena gobernanza no solo es necesario, sino también algo que debimos hacer mucho antes. De cara al futuro, la gobernanza de las organizaciones seguirá siendo un factor determinante del éxito y la sostenibilidad.
Creemos de corazón que nuestro trabajo para establecer y fomentar normas de gobernanza es esencial para construir organizaciones resistentes y capaces de adaptarse a los cambios y de liderar sus respectivos ámbitos. Nuestras Normas Internacionales no solo serán clave para liberar todo el potencial de las organizaciones: también ayudarán a la gente y al planeta a conseguir un crecimiento sostenible en los años venideros.