Hacia la transición energética global: el papel de las normas para dar forma a un futuro sostenible

Por Deann Desai,
Responsable de proyecto,
Servicios de Energía y Sostenibilidad del Instituto de Tecnología de Georgia,
Georgia Manufacturing Extension Partnership

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El sector de la energía se encuentra en una intersección crucial, en la que la tecnología, la innovación y la política convergen para crear un panorama propicio para un cambio transformador. Es un momento en el que el impacto potencial, real y duradero se encuentra a nuestro alcance. A lo largo de mi carrera, he tenido la suerte de colaborar con un increíble abanico de individuos visionarios que fueron una fuente constante de inspiración.

En los primeros años de mi trayectoria, a medida que el cambio climático se convirtió en un asunto global de gran importancia, vi claramente que la gestión de la energía no era solo una necesidad técnica, sino un mecanismo estratégico para abordar las emisiones de gases de efecto invernadero e impulsar la transición energética. El día de hoy, este desafío se encuentra en el núcleo de las salas de juntas, las estrategias de inversión y las comunicaciones corporativas. Para lograr un cambio significativo, todas las partes interesadas deben estar de acuerdo, trabajando al unísono hacia un objetivo común.

Hemos visto cambios profundos en respuesta al cambio climático, especialmente en el sector de la energía, pero en realidad no hemos hecho más que empezar. Para hacer realidad un futuro sostenible y con bajas emisiones, debemos continuar allanando el camino para lograr una transición fluida, garantizando que las empresas, las comunidades y los países puedan sumarse a esta transformación crucial.

Hacer accesible el cambio

Durante estos últimos años, el sector ha realizado progresos significativos y alentadores a la hora de abordar el cambio climático. Las decisiones sobre políticas nacionales e internacionales han catalizado la inversión mundial en las redes eléctricas nacionales, permitiendo la reducción de factores de emisiones en la energía eléctrica (en cuanto a la cantidad de contaminantes emitidos por unidad de actividad) a través de un mayor uso de las energías renovables y una mayor eficiencia de las redes. Representa un paso importante hacia la reducción del impacto del sector en cuanto a las emisiones de gases de efecto invernadero.

Al mismo tiempo, los sectores que consumen una gran cantidad de energía, como el petróleo y el gas, el acero, el cemento y la aviación, han adoptado las tecnologías de descarbonización a un ritmo acelerado. De manera similar, las innovaciones en las energías renovables están transformando el panorama de los edificios comerciales, las ciudades y las zonas residenciales y crean una vida diaria más sostenible. La agricultura, sector responsable de aproximadamente el 22 % de las emisiones globales, continúa siendo un factor significativo del cambio climático. Sin embargo, el sector está experimentando un cambio de rumbo hacia prácticas más sostenibles y apuesta cada vez más por fuentes de energía renovable como la biomasa, la energía eólica, la solar y el aprovechamiento de los residuos.

Por mucho que estos avances tecnológicos en la energía renovable y su almacenamiento aumentan su alcance y reducen los costos, ahora el desafío es hacer que estas tecnologías sean aún más baratas y accesibles. Para alcanzar este objetivo, necesitamos expandir las iniciativas de reducción de emisiones, además de esfuerzos para reducir el costo de actualización de las tecnologías y la infraestructura que necesitamos para distribuir la energía renovable ante una demanda global creciente.

Las Normas Internacionales pueden tener un papel importante a la hora de superar estos desafíos. Al aportar un marco común a las organizaciones, las Normas Internacionales serán decisivas para ampliar la adopción de las energías renovables, fomentar la innovación y garantizar que los objetivos climáticos se cumplan de manera inclusiva, eficiente y sostenible.

La implicación es esencial

Como experta líder en la gestión de la energía y el ahorro energético, reconozco que uno de los desafíos principales a los que nos enfrentamos es la implicación de las partes interesadas. En nuestra búsqueda de un consenso en las normas enfocadas en los objetivos globales de sostenibilidad y la resiliencia climática, es esencial que ampliemos el espectro de puntos de vista e involucremos a un abanico diverso de partes interesadas. Podemos lograrlo utilizando las redes sociales para involucrar a las personas en los mensajes clave relacionados con la transición energética. Tal diálogo no solo enriquecerá nuestro trabajo, sino que también aportará información valiosa acerca de cómo podemos apoyar mejor a nuestra comunidad global.

Igual de importante es la necesidad de aprovechar las nuevas tecnologías para mejorar el proceso de desarrollo de normas y mejorar la manera en la que los usuarios interactúan con estas normas. Aún más crítico es que involucremos a la siguiente generación de desarrolladores de normas para garantizar que no solo demos forma a un consenso actual, sino que también sentemos las bases para unas normas que sigan sirviendo y beneficiando a nuestros miembros por muchos años.

De cara al futuro, los próximos cinco años serán cruciales. La transición para dejar atrás los combustibles fósiles se debe gestionar de manera que se garantice la viabilidad financiera para las economías, las empresas y los consumidores de energía individuales. El éxito de la transición energía depende de que sea inclusiva y equitativa, lo cual sería un desafío tanto técnico como económico.

La transición energética es indudablemente decisiva para los esfuerzos globales de combatir el cambio climático, pero convertir las políticas nacionales en acciones diarias tangibles en las empresas sigue siendo un desafío significativo. Aquí es donde las normas de ISO pueden desempeñar un papel transformador. Al ofrecer marcos y orientación claros, las normas ISO ayudan a salvar la distancia entre la política y la práctica y garantizan que las organizaciones estén equipadas para contribuir de manera significativa a la transición energética, al tiempo que manejan sus dimensiones técnicas y económicas complejas.

Allanamos el camino

ISO está en una posición única para guiar a las organizaciones a través de las complejidades del cambio, ofreciendo las herramientas y marcos necesarios para la toma de decisiones informada en cada etapa del itinerario de la transición energética. Nuestras normas ofrecen una ruta clara que ayuda a las organizaciones a comprender y tomar medidas significativas de reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero sin dejar de lado sus necesidades específicas y sus objetivos de sostenibilidad más amplios.

Sin embargo, el impacto de ISO no se limita a la industria. Estamos también equipados para colaborar con los legisladores y alentarlos a tomar medidas valientes y decisivas que ayuden a alcanzar el objetivo global de limitar el aumento de las temperaturas a menos de 1,5 °C. En paralelo, nuestras normas complementarias de garantías tienen un papel crucial ya que permiten a las organizaciones brindar una información transparente y confiable acerca de sus esfuerzos de reducción de emisiones, un paso esencial para generar confianza y credibilidad ante los consumidores.

Creo firmemente que la transición energética global debe reflejarse en todos los aspectos de nuestra producción y consumo de energía, influyendo en última instancia cada sector de la economía. Aunque este proceso puede parecer complejo e incluso abrumador a veces, las Normas Internacionales tienen una función facilitadora vital al facilitar la adopción de sistemas comunes que simplifiquen esta transición. ISO ofrece un abanico completo de normas en más de 300 áreas técnicas que, en conjunto, cubren con garantías todos los aspectos de las necesidades energéticas de las organizaciones. Al apoyar al sector energético mientras gestionan esta transición con claridad y confianza, ISO desempeña un papel fundamental para avanzar en nuestros objetivos colectivos, especialmente la necesidad urgente de combatir el cambio climático y proteger el futuro de nuestro planeta.